Vigilantes

admin

Paso mucho tiempo buscando qué hacer,
pero no para mí,
sino para el ojo que me observa desde la sombra,
ese ojo sin rostro que espera, juzga, y no entiende.

Y aún así, tengo el privilegio de recostarme en mi sillón,
cuando el cuerpo lo pide,
cuando el alma se extiende como una flor bajo el sol.

He conquistado pequeños grandes privilegios,
como quien recoge frutos silvestres en un bosque
que otros llaman improductivo.

Y sigo en la búsqueda,
no de más,
sino de lo que aún no tiene nombre.

Porque yo no vine a rendirme al deber ni a los relojes,
vine a respirar hondo,
a mirar el cielo con los pies en la tierra,
y a ser, incluso cuando el mundo no lo exige.

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