Tus cimientos

admin

El malagradecido te minimiza, te cuestiona, te desmoraliza.
Te hace dudar de tu ser, de tu centro,
de esa voz interna que te ha sostenido entre la niebla.
Y todo porque se aprovecha del lugar que tú misma le diste:
el lugar sagrado de la confianza.

Vienen rotos desde los cimientos,
fracturados en su alma más temprana,
y arrastran esa herida como quien arrastra cadenas.
No conocen la consideración
ni siquiera la empatía simple,
salvo aquella que simulan.

Se atreven a enseñarte,
cuando tú has sido maestra en su camino:
luz en su búsqueda,
puente sobre sus propios abismos.

Pero no lo ven.
No pueden asumirlo.

Y esa negación,
esa ceguera voluntaria,
es la señal clara del “no más”:
no más sobreempatía con otros
por sobre ti misma.

Míralos una vez más
y luego da media vuelta
y sigue avanzando.